Por Revista Summa
La investigación en Costa Rica, crece cada día y deja buenas cosechas, en esta oportunidad para los agricultores, quienes podrían incursionar en la producción de flores comestibles que se adaptan a distintos platillos, de acuerdo al gusto de cada chef.
“Iniciamos cultivando un espacio a pequeña escala y observando el comportamiento de las plantas en dos lugares diferentes, trabajamos con dos productores para ver cómo se comportaba el sistema operativo que trabajan en suelo, nosotros trabajamos en un sustrato que es diferente”, dijo Francisco Marín, gerente del programa Ambientes Protegidos del Ministerio de Agricultura y Ganadería de Costa Rica (MAG).
Se realizaron algunas pruebas de almacenamiento de las plantas, además de medir la productividad, así como las condiciones de producción y riego.
Las plantas que utilizaron en el proyecto fueron la viola que es un tipo violetas, begonias, capuchinas, clavelín, y determinaron que algunas son sobreproductivas, mientras que otras mantienen buenas capacidades de almacenamiento y otras presentan diversos colores que ayudan a la elasticidad del uso en la culinaria.
El especialista comentó que parte de los resultados del proyecto tienen que ver con los fitolitos, antioxidantes que producen las plantas y que el ser humano utiliza en su fisiología por medio de la alimentación, “no se trata de consumo masivo de flores, sino de los pequeños aportes que hay y son importantes en el uso de la culinaria”.
Las flores comestibles deben producirse con un manejo similar al de las hortalizas de consumo fresco, por lo que criterios como la turgencia de las flores, aroma y color son tres de los indicadores de calidad. Estos son determinados por la técnica de cultivo, el momento de recolección y la manipulación tras la cosecha. Mantenerlas en buen estado hasta su consumo es fundamental y un reto para los productores. Por lo que el almacenamiento de las flores debe hacerse a temperaturas cercanas a los 10 grados.
Marín agregó que si un pequeño productor tienen la opción de ofrecer a algunos restaurantes o chef que se ubiquen cerca de su negocio, es una muy buena oportunidad, ya que las plantas deben entregarlas recién cosechadas.
El proyecto fue financiado por la Fundación para el Fomento y Promoción de la Investigación y Transferencia de Tecnología Agropecuaria de Costa Rica (FITTACORI) y fue ejecutado por el Programa de Ambientes Protegidos del Ministerio de Agricultura y Ganadería (MAG), en conjunto con el Instituto Tecnológico de Costa Rica (TEC).
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